Nunca concebí esta Ciudad del Trabajo
como una 'fuente de derecho' laboral. Me explico: revistas y blogs de
Derecho del Trabajo habrá ya unos cuantos, de mayor interés, más
pensados, mejor alimentados. Llevados a buen fin por expertos
juristas, catedráticos, abogadas, etc, que ponen el foco sobre la doctrina,
jurisprudencia, elementos probatorios, estrategias de defensa...

En definitiva, ¡son geniales! Sin embargo, aunque
Ciudad del Trabajo tiene otra alma, es inevitable (y no hay motivo
para evitar, lógicamente) traer referencias normativas. Prueba de
ello son los tres posts dedicados a la realidad del trabajo forzoso,
cuyo enfoque fue eminentemente normativo. No hubo motivo para evitar
ese enfoque ya que, puesto que hablar de esos temas sin un nudo en la
garganta es complicado, pero hablar de ello es necesario, dedicamos
aquel rato a conocer qué medidas se habían tomado desde los
distintos organismos públicos, conocimos algunos datos sobre la
situación real del problema en el ámbito mundial, etc.
Es éste un lugar que quiere recoger
otra perspectiva, la del Trabajo, y conforme vaya creciendo se
ensanchará el camino. Por ahora nos conformaremos con explorar los
horizontes que, desde el punto de vista de un trabajador se están
abriendo para el presente y el futuro de una ocultada clase
trabajadora. Ocultada, que no oculta. Sí
que se pensó, sin embargo, esta Ciudad del Trabajo como un espacio o, al menos,
como un trampolín hacia la reflexión. Y sin interrogantes no hay
reflexión sincera, hay dogma. Sí, lo siento, hoy no he venido a dar
respuestas, sino a plantear preguntas.

¿De dónde viene el 'temor' a sentirse
un trabajador o una trabajadora? ¿Por qué hay una mayoría social
que, pese a vivir de un salario recibido a cambio de su trabajo,
jamás se considerarán trabajadores? Y sobre esa masa social que
depende enteramente del devenir de unos ciclos económicos que no
comprendemos, así como de las decisiones unilaterales de la persona
o personas que ostentan en propiedad
los elementos que son utilizados durante el proceso productivo... ¿cuáles
son la referencias de esa mayoría social? De la clase obrera ya ni
hablamos, ¿no?

¿Cuál
es la situación actual de una obrera? ¿La igualdad es que haya más
mujeres en los consejos de administración? Seguro que sí, hemos
visto cómo copa el espacio central de las informaciones de los grandes media en esta
materia, ¿eh?
¿Nos
hemos acostumbrado a la crisis? ¿Nos han acostumbrado? Porque no soy
de darle muchas vueltas a las cosas, pero yo creo que la gran derrota
que ha sufrido el mundo del trabajo es asumir un ideología (hoy
hegemónica) individualista, egoísta.

La costumbre a la acumulación
de los recursos en pocas manos y al derroche. ¿Tendrá algo que ver
la cultura híper-consumista que también se ha adueñado del
pasado reciente, presente y, al parecer, futuro de quienes aún
conserven recursos? ¿Existirá alguna relación entre profesar esa
Fe al dios consumo y el adormecimiento de 'las ideologías'?
¿Tendrán
algo que ver Trabajo e Ideología?
P.S.: Puedes seguirme en @CdelTrabajo
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